21 may 2012

Las universidades latinoamericanas y el gran desafío que supone un nuevo modelo de desarrollo regional

En anteriores entradas he reflexionado sobre el momento de esplendor y optimismo que vive América Latina y he insistido en esos análisis en la necesidad de que se trabaje en la transformación de su estructura productiva para que indicadores de crecimiento que pueden ser meramente coyunturales y fácilmente reversibles se conviertan en catalizadores de un crecimiento regional sólido y sostenible.

La reiterada voluntad de colocar a Latinoamérica en una posición de mayor protagonismo económico, político y comercial a nivel mundial que ha sido expresada y defendida por varios líderes de la región sólo podría materializarse a través de una apuesta decidida por impulsar una economía basada en el conocimiento que consolide la competitividad de sus productos y servicios.

Esto supondría una mudanza radical en las estrategias y modelos de desarrollo económico y social que ha seguido hasta este momento la región y en esa transformación estructural el papel de las universidades deberá ser de primerísimo orden, no sólo como proveedoras insustituibles de conocimiento y tecnología capaces de ofrecer soluciones innovadoras para los disimiles problemas del sector productivo, sino también como las principales responsables por la configuración y puesta en marcha de programas adecuados de formación y capacitación profesional que respondan a las necesidades específicas de un sector empresarial y productivo que a priori carece mayoritariamente de capacidad tecnológica para desarrollar actividades de elevado valor innovador y por ende, presenta grandes limitaciones para asumir los retos de una economía del conocimiento.

No obstante, el tránsito a un nuevo modelo no solo encontrará grandes barreras en el sector empresarial sino también en el entorno universitario. Una radiografía de los ecosistemas nacionales de innovación arroja, en mayor o menor grado, grandes lagunas en los sistemas de educación superior de la gran mayoría de los países de la región, poniéndose de relieve las debilidades de la investigación universitaria latinoamericana ya que la calidad, capacidad científica, pertinencia y potencial investigativo del sistema universitario de América Latina, al margen de sus indiscutibles logros y mejorías durante los últimos años, continúan resultando insuficientes para hacer frente a las necesidades de crecimiento económico y desarrollo social de una región con pretensiones de mayor protagonismo global.

Para justificar esta afirmación me gustaría compartir el siguiente gráfico que he construido a partir de los datos del informe 2011-2012 sobre competitividad publicado por el Foro Económico Mundial. Para ello tomé once de los indicadores que a mi criterio mejor reflejan la incidencia de los sistemas de educación superior en los ecosistemas de innovación y de los que podríamos sustraer algunas valoraciones que, al margen de cualquier relativismo o subjetividad de los datos, se revelan interesantes.


  • Solamente siete de los países de América Latina presentan un valor superior al valor promedio para el conjunto de los once criterios (43,8). Los mejores resultados son obtenidos por Costa Rica (49,6), Chile (47,7) y Brasil (47,0) que exhiben valores totales semejantes a los de países emergentes como China y la India o al de economías desarrolladas de menor poderío como España, aunque bastante retrasados en comparación con las principales potencias industrializadas.
  • En prácticamente todos los indicadores el valor promedio de la región es inferior al valor medio del indicador global, siendo notable la insuficiencia en algunos indicadores clave como son la calidad de los sistemas de educación (-0,8), la disponibilidad de científicos e ingenieros (-0,5) y la calidad de las instituciones de investigación científica (-0,4) que apuntan como los indicadores con una situación más crítica y deficitaria de los once considerados.
  • La calidad de los sistemas educativos se erige como una insuficiencia generalizada ya que solamente Costa Rica (4,8) exhibe un valor superior a la media del indicador global (3,8).
  • La disponibilidad de científicos e ingenieros muestra también grandes fragilidades al ser inferior a la media del indicador global (4,1) en todos los países de la región excepto Chile (4,7) y Costa Rica (4,6).
  • En capacidad de innovación sólo obtienen valores superiores a la media global (3,2): Brasil (3,8) y Costa Rica (3,4) mientras que en el análisis de la calidad de las instituciones de investigación científica sólo Costa Rica (4,6), Argentina (4,2), Brasil (4,1), Chile (4,0) y México (4,0) superan la media global (3,7).
  • La colaboración universidad-empresa en I+D+i muestra los mejores resultados en Costa Rica (4,3), Brasil (4,2), Chile (4,1), Colombia (4,1) y México (4,0) mientras que los gastos del sector empresarial en I+D+i sólo superan la media del criterio en Brasil (3,8) y Costa Rica (3,6).
  • Un grupo de seis países integrado por Paraguay, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, El Salvador y Ecuador muestran resultados por debajo de las medias globales en todos los indicadores considerados.
Un panorama no menos alentador se constata al consultar datos sobre el número de publicaciones científicas o el número de patentes registradas, ámbitos en los que América Latina marcha bastante rezagada a nivel internacional como se muestra en el siguiente gráfico.


Por tanto, partiendo de un escenario como este, resulta imperiosa la reorganización de los sistemas nacionales de educación superior para que las universidades latinoamericanas estén en condiciones de ejercer su misión como principales agentes catalizadores de un modelo sostenible de desarrollo regional basado en el conocimiento.

Sin embargo, este proceso se antoja extremamente complejo, especialmente por la enorme heterogeneidad existente en el espectro universitario de América Latina. Por eso, aunque son muchas las iniciativas que se podrían implementar me atrevo a formular una propuesta que en una fase inicial podría ayudar a instaurar nuevos paradigmas y a dinamizar los cambios necesarios en los procesos universitarios relacionados con los ecosistemas de innovación.

Vertebrar una red de centros de excelencia en I+D+i a escala regional

Si aceptamos como válida la tesis de que la creación de un ecosistema favorable al fomento de la innovación pasa inexorablemente por una educación e investigación de vanguardia, resultaría entonces impostergable aprovechar este período de bonanza para demandar a los gobiernos latinoamericanos un compromiso mayor con  las instituciones públicas de educación superior que les posibilite robustecer la capacidad técnica de sus recursos humanos, disponer de mejores infraestructuras y contar con los fondos necesarios para promover iniciativas que tributen a la consolidación de sus capacidades institucionales.

Creo sinceramente que los gobiernos latinoamericanos deberían apostar, tanto en el ámbito nacional como en la concertación de sus estrategias en las asociaciones regionales, por vertebrar un conjunto de instituciones que se conviertan en banderas del potencial académico, científico y tecnológico latinoamericano. No sería descabellado, por tanto, que en el marco de la CELAC, por mencionar a la entidad que aglutina a todos los países del área, se pudiese pactar una especie de alianza para el desarrollo de la investigación científica latinoamericana a través de la cual puedan canalizarse fondos para impulsar acciones integracionistas en materia de ciencia y tecnología.

No se trataría ni remotamente de estimular la creación de instituciones de élite como las que describe Jamil Salmi en su libro “El desafío de crear universidades de rango mundial” aunque reconozco que estratégicamente las instituciones de una posible red de excelencia deberían trabajar por capitalizar, al menos a nivel continental, muchos de los atributos de las universidades de rango mundial y que reformulo en los siguientes resultados:

  • Instituciones con una elevada reputación internacional por la calidad de sus investigadores y profesores, así como por la calidad de su enseñanza y la producción de resultados de investigación innovadores.
  • Instituciones que tienen la capacidad de atraer a los estudiantes de mejores rendimientos y convertirlos en graduados de excelencia altamente demandados por el mercado laboral.
  • Instituciones que cuentan con instalaciones bien equipadas para la docencia e investigación.
  • Instituciones orientadas al fomento de la ciencia y la tecnología que contribuyen al desarrollo de un ecosistema de innovación a través de patentes y licencias.
  • Instituciones que realizan grandes contribuciones al desarrollo económico y social.
  • Instituciones con una base financiera sólida que además de los fondos públicos son capaces de atraer fondos significativos del sector privado.
  • Instituciones que potencian el emprendedurismo de base tecnológica entre sus profesores, investigadores y estudiantes y son la génesis de nuevas empresas en los sectores clave de la economía.
  • Instituciones que articulan vínculos sólidos y sostenibles de cooperación con las empresas.
  • Instituciones que por su prestigio internacional resultan lo suficientemente atractivas como para atraer a un número significativo de profesores, investigadores y estudiantes extranjeros.
  • Instituciones que están en condiciones de liderar y participar activamente en programas y proyectos de cooperación internacional, especialmente aquellos que se focalizan en la cooperación científica y tecnológica.

La creación de una red de centros universitarios de excelencia en ciencia y tecnología que responda a las características anteriormente mencionadas permitiría no sólo concentrar talento y recursos sino también el desarrollo de programas de formación especializada con una visión y alcance regional que respondan a las demandas de personal calificado de los principales sectores productivos de la región, especialmente de las PYMES que son las que más ven afectada su actividad empresarial por falta de recursos humanos de alta calificación. Igualmente, facilitaría el desarrollo de proyectos regionales de I+D+i en estrecha colaboración con el tejido empresarial poniendo a disposición  de los sectores productivos la excelencia de la investigación y el conocimiento generado por estos centros, especialmente en aquellos entornos empresariales que mejor pudiesen rentabilizarlo, como es el caso de la creciente comunidad de clusters que comienza a ramificarse por varios lugares de la geografía latinoamericana y que sin dudas constituyen entornos propicios para el fomento de la innovación.

No menos importante, a la hora de apostar por una red universitaria de excelencia en ciencia y tecnología podría ser que estos centros se convirtiesen en la base institucional de programas regionales/internacionales de movilidad postgraduada en investigación o de cooperación científica de alto nivel como los que describí en mi entrada anterior sobre la próxima cumbre ALCUE en Chile.

No me aventuro a sugerir universidades, hacerlo podría resultar en extremo polémico y eso desvirtuaría la esencia de esta reflexión. En cualquier caso, si se analiza el panorama universitario latinoamericano se identifica rápidamente un selecto grupo de instituciones de educación superior que por su dimensión, prestigio internacional y potencial científico y tecnológico estarían llamadas a liderar este proceso de transformación en el ámbito regional y que podrían ser la columna vertebral de una iniciativa de estas características.

La cuestión fundamental es que América Latina necesita una transformación radical de su sistema de educación superior para que este responda a las necesidades de crecimiento regional y desarrollo social y la pregunta que debemos formularnos es si los gobiernos y la sociedad latinoamericana están dispuestos a gestionar el cambio o dejarán pasar la mejor de las oportunidades que han tenido hasta ahora de construir una Latinoamérica económicamente más sólida y socialmente más equitativa.

5 comentarios:

  1. El problema tal como yo lo he vivido y sufrido esta ligado mas en la idiosincrasia del pueblo y en términos coloquiales a la “Importiculitis”, de todos los sectores y actores que permitirían que nuestra economía se basara en e conocimiento.

    Existen muchos mecanismos ligados a que nuestro país sea un polo de desarrollo tecnológico, es mas eso ha ocurrido en muchos otros países menos desarrollados que el nuestro y que ahora están a la vanguardia, simplemente porque sus gobernantes e instituciones educativas así como los centros de investigación se han proyectado en un mismo plano.

    En Colombia casos aislados que desgraciadamente son la mayoría se apoyan en buenas iniciativas como la que nació de semilleros de investigación, para pasear por el país nada mas, ya que el concepto de esta iniciativa era independencia y/o autonomía con proyección investigativa para los estudiantes y se quedo anclada en la universidad solo para mostrar registro calificado con un sinnúmero de grupos de investigación que e n su gran mayoría son de papel.

    En la gran mayoría de las universidades públicas solo están preocupados en como gastar un presupuesto, y los que tienen el poder o por su antigüedad y fuero sindical se mantienen con conocimientos retrógrados enseñando teorías caducas y sin ningún valor real aun en términos académicos; en particular conozco un caso de un estudiante que sobresalió en su desempeño graduándose paralelamente en dos carreras con distinción “summa cum laude”, realizó maestría con igual distinción, viajo a los estados unidos con una beca y realizo doctorado también graduándose con honores, aun no ha llega a su cuarta década de vida, y esta ahí en una oficina dirigiendo un grupo de investigación radicado en Colciencias con categoría A, aumentando su currículo y experiencia investigativa con los trabajos e investigaciones de sus estudiantes, pero nunca ha confrontado la academia con la industria y la realidad; ese creo es para mi el remolino que se lleva todo lo poco que se crea para sacar al país de este atraso dedicados a publicar artículos que sol muestran resultados estadísticos de datos que son alterados para que exista o no significancia estadística, como dirían en términos coloquiales las vecinas del barrio “Que tristeza mi llave…”.

    Y si miramos con mas detalle nos damos cuenta que todos los estamentos se han dedicado a desviar los recursos desde todos los ángulos: cámaras de comercio canalizan recursos para realizar investigaciones; estamentos que reúnen Universidad, Empresa, Estado están inertes solo figurando en papel sin ninguna gestión; Incubadoras de Empresas dedicadas a manejar los recursos que el estado brinda a los emprendedores reducidas a subsistir de las limosnas por la administración de los recursos estatales, terminan sucumbiendo en tanta corrupción que se presenta día a día.

    No existe en Colombia donde desarrollar prototipado rápido un simple desarrollo electrónico puede durar meses y años dependiendo de los recursos con que se cuente, y el colmo de los colmos es tener que pagar impuesto por unas muestras gratis de dispositivos electrónicos que te llegan rotulados como “FREE”, además no hay instituciones que avalen o certifiquen un desarrollo tecnológico que quiera abrirse camino comercialmente, esto habría que hacerlo fuera del país, y sumado al colmo de los colmos nuestra idiosincrasia no permite creer que aquí se puedan hacer desarrollos tecnológicos y se terminan comprando los productos chinos que entran de contrabando sin ningún control.

    Una pregunta suelta ¿Porque no permitieron que los buses de transporte masivo impuesto en todo el país fueran construidos al menos en su carrocería aquí en Colombia? ¿Será que el TLC entrado en vigencia nos permitirá salir de esta brecha tecnológica?

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  2. Concuerdo con apoyar la construcción de capacidades en América Latina para mejorar su participación en la nueva sociedad del conocimiento. La forma de hacerlo debe pasar por una reflexión de política pública y eso puede llevarnos a preguntar, como? con que iniciativas? En esa parte de la ingenieria social es donde la discusión debe encontrar su centro. A mi parecer es dificil entender AL como una región, pues no opera realmente como región unificada, la politica de CTI tiene acotaciones nacionales y carece de instituciones trans-nacionales que dicten politicas transversales, ademas las caracteristicas son tan diversas entre paises, sus sistemas productivos, lineas de investigacion etc. que lo mejor seria encontrar otro nivel de analisis y acción. Por otro lado el uso de rankings mundiales lo que puede darnos es una vision relativa respecto a la posicion de un pais con el resto, pero no nos dice la eficacia y eficiencia con que opera en su interior. El tema de la ciencia y la tecnologia en AL en alguna medida es aumentar su productividad para acercarnos a los niveles de paises avanzados, pero en el fondo el tema central es que la investigacion no crea sus agendas respecto a los problemas de la sociedad. La desconexion entre sistema productivo y sistema científico tecnológico es el verdadero problema que impide acercarnos a la sociedad del conocimiento, desde su lado estrictamente científico y tecnológico. Lamentablemente estos análisis sobre vinculación difícilmente se encuentran en los rankings, y tratar de verlo con indicadores macro es difícil. Por ello recomiendo análisis a nivel regional, por países o inclusive al interior de los mismos en una verdadera dimensión regional, donde la unidad de análisis coincida con la presencia de unidades institucionales de acción. Espero estos comentarios sirvan para la reflexión, saludos cordiales desde México!

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  3. Hola Carlos, tu artículo toca un tema modular que en el caso de Panamá es un cuello de botella para poder alcanzar un desarrollo realmente sostenible, basado en el conocimiento, la investigación y la innovación. Sólo se promueve la economía con inversiones en infraestructura y capitales migratorios, que no garantizan la competitividad de un país a la larga. Al igual que el colega de México, concuerdo de la necesidad de que la sociedad como un todo discuta el modelo de desarrollo que quiere y enfocarse en el mismo. Mientras sea la visión de unos pocos, con miopía, seguiremos nadando en estadísticas retrógradas.
    Saludos

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  4. No puedo estar más de acuerdo con el artículo en cuestión. Quizás una buena base de partida sería concretar al más breve plazo el Tunning que se desarrolla a paso lento, con los contenidos de enseñanza escolar básica y media. Incluir los contenidos de carreras tradicionales como ingeniería, medicina, economía, agricultura y sociología, aportarían al objetivo final.
    Un tema que tiene incidencia directa son los distintos modelos de enseñanza superior. Por un lado países con una presencia muy fuerte del estado en este ámbito y por otro, el modelo libre mercadista que ve a la educación como un bien de consumo.
    Si se lograra articular un centro especializado que coordine las políticas educacionales públicas en el continente, sería un paso decisivo.
    El tema señalado en el artículo, es vital para coordinar una nueva estrategia de desarrollo entre nuestros países. La integración una cuestión de la más alta importancia.
    Si existieran iniciativas para reunir a grupos de trabajo para elaborar propuestas, no te quepa duda que me interesaría mucho participar.
    Saludos Carlos

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  5. Excelente artículo, gracias por compartirlo conmigo. Te cuento que he estado estudiando el fenómeno de las World Class Universities, en particular en cómo trabajar en construir una en la "periferia", como sugiere Phillip Altbach en su libro del mismo nombre. Me gusta tu enfoque desde la orquestación, la colaboración regional. Sin embargo, creo que si las universidades y/o centros de investigación latinoamericanos no asumen su papel en el desarrollo económico y productivo de sus países, poco se logrará. Me ha tocado estudiar casos como el de Corea y cómo el milagro económico se desarrolló a partir de innovación - adaptación de tecnologías al servicio de un industria que se habría paso, partiendo por lo básico, ser capaces de "copiar" productos intensivos en tecnología. Veo a nuestras universidades muy lejos de esto, ahí hay un problema, en mi opinión de visión y de incentivos. Un buen desafío sería crear un modelo de desarrollo de I+D para apalancar crecimiento a partir de la colaboración regional...

    Adrián Urmeneta

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