9 sept 2016

El falso abismo

La internacionalización gana adeptos en las universidades. Cada vez son más las instituciones que apuestan por impregnar su quehacer diario de una mayor dimensión internacional. No obstante, en el día a día de muchas universidades resulta ínfimo el número de estudiantes, profesores, investigadores, administrativos o directivos que perciben la internacionalización como un proceso natural. Para una gran mayoría de los miembros de las comunidades universitarias lo internacional sigue siendo ajeno, fortuito y muchas veces prohibitivo. Es evidente que en ese amplio sector prevalece la visión de que existe una enorme brecha entre aquello que acontece todos los días en casa y lo que resulta posible acometer en la arena internacional.

Hasta cierto punto, no es de extrañar que así sea. Esta debe ser la visión normal del estudiante cuyo paso por la universidad transcurre sin haber podido desarrollar una estancia en una institución extranjera o sin haber tomado prácticamente contacto con colegas de clase o profesores de otras nacionalidades y culturas. Debe ser la visión de profesores que tras muchos años de docencia no han tenido nunca la oportunidad de someter su conocimiento al escrutinio de un público extranjero, sea en el aula o en un evento internacional. También debe ser la de los investigadores que desarrollan su actividad científica en entornos endogámicos en los que contrastar experiencias y resultados con colegas extranjeros es una rara posibilidad.

Tengo conciencia de que estas y muchas otras dificultades y carencias afrontadas en el día a día de muchas universidades refuerzan evidentemente el sentimiento de distanciamiento ilimitado entre lo local y lo global. Sin embargo, soy del criterio que ambas dimensiones no han estado nunca más próximas e interrelacionadas. La relación entre ellas es directa y bidireccional y lo que se haga en un plano afectará inequívocamente al otro.

Este escenario de interdependencia ofrece un enorme abanico de oportunidades que las instituciones pueden y deben explorar. Obviamente, para ello es necesario un trabajo bien concertado a partir de una hoja de ruta propia. Desafortunadamente, son muchas las universidades que carecen de una estrategia de internacionalización. Otras, terminan adoptando estrategias que no siempre condicen con su realidad y que son más bien una copia importada y adaptada de la estrategia puesta en marcha por alguna universidad de renombre. El benchmarking es, sin dudas, una herramienta efectiva pero hay que tener mucho cuidado con el copy-paste porque lo que funciona en un sitio no tiene necesariamente que funcionar en otro, especialmente cuando las condiciones son bastante dispares.

Siendo así, se impone un riguroso análisis de partida que permita realizar un diagnóstico lo más completo posible, tanto de la propia institución como de su entorno. En tiempos de globalización, resulta vital consolidar un sello propio que te distinga del resto de las instituciones y ese punto de diferenciación muchas veces puede encontrarse en cómo las universidades gestionan el desarrollo de sus servicios universitarios en armonía con las condiciones de su localidad. Las ciudades y territorios en las que las universidades están enclavadas son el principal teatro de operaciones de su actividad institucional pero al mismo tiempo son también catapultas para su proyección internacional. Las universidades son hoy más pertinentes en la medida que establecen una relación más coherente con su entorno.

Ni siquiera las universidades de clase mundial – dotadas de recursos abundantes de todo tipo, que poseen un enorme magnetismo para atraer y concentrar talento de todos los confines del mundo – pierden de vista en la estructuración de sus estrategias los enormes réditos que les ofrecen los territorios en los que se encuentran. En el caso de América Latina, en el que muchas universidades tienen una misión institucional de profundo servicio social y una proyección geográfica predominantemente local y nacional, esta relación con el entorno cobra mayor relevancia y por ende sus estrategias de internacionalización resultarán más efectivas cuando sean construidas a partir de las características, potencialidades y fortalezas de sus propios territorios.

Ideas a modo ilustrativo

Casi todas las áreas de la vida universitaria ofrecen espacios para conectar lo local con lo internacional. Esos espacios no siempre son obvios ni están visibles. Tampoco se puede decir que sean comunes para todas las instituciones. Recordemos que no hay recetas válidas para todo y todos y que cada institución debe encontrar las pautas y los resortes de su propia estrategia.

Lo que si resulta bastante común es que el camino de exploración deberá estar marcado por la creatividad, la flexibilidad y la innovación en los procesos. Habrá que aplicar con frecuencia el famoso método de pensar fuera de la caja. Eliminar dogmas y camisas de fuerza será vital para coronar resultados que sólo serán alcanzados si se toman decisiones desde una cultura de tolerancia al fracaso porque este debe ser encarado como parte consustancial del aprendizaje y del proceso de implementación de la estrategia.

Tal vez, el más paradigmático de los espacios asociativos de lo local con lo global esté en la formación de alianzas estratégicas de las universidades con el sector productivo y el tejido empresarial. Esta relación, insuficientemente explorada por las reticencias de ambos sectores, ofrece innumerables oportunidades de asociación colaborativa win-win con incidencia internacional.

Visto desde la óptica de las universidades, la relación con las empresas locales podría convertirse en un circuito virtuoso que dinamice integralmente todas las actividades sustantivas del quehacer universitario. No puede olvidarse que estas empresas también disponen de sus propios sistemas de alianzas a nivel internacional y que ellas pueden ser la puerta de acceso para acciones de mayor envergadura a escala global en las que participen empresas, universidades y centros de investigación de otros países y regiones del mundo.

Un inventario rápido de algunos beneficios que esta relación podría reportar en diferentes ámbitos de la vida universitaria incluye entre otros aspectos los siguientes:

Calidad de la enseñanza
_ Mejoramiento y adecuación de los planes curriculares a las exigencias del mercado laboral nacional y extranjero. Internacionalización de los planes de estudio.
_ Diversificación del personal docente. Participación de profesionales nacionales y extranjeros provenientes del sector productivo en el proceso docente-educativo.
_ Desarrollo de pasantías en las empresas para estudiantes de grado y postgrado de excelencia, tanto en las empresas nacionales como extranjeras. Esto permitiría enviar estudiantes propios a realizar prácticas profesionales en el extranjero y hacer más atractivos los cursos ofrecidos por las universidades para estudiantes internacionales al incluir módulos prácticos en empresas locales.
_ Diversificación de una plataforma de empleo a través de una mejor conexión del capital humano generado por las universidades, especialmente los graduados, con la comunidad empresarial.

Excelencia en investigación y gestión de la innovación
_ Desarrollo de investigaciones que respondan a las necesidades del sector productivo y el desarrollo económico territorial y que tengan un amplio nivel de aplicación.
_ Establecimiento de nuevas alianzas que permitan el aumento de investigaciones y publicaciones científicas de carácter internacional.
_ Impulso a la transferencia de conocimiento, tecnología y el desarrollo de patentes, tanto en el contexto nacional como extranjero.
_ Generación de start-up universitarias y de emprendimientos de base tecnológica en sociedad con empresas nacionales y extranjeras en temas clave para el desarrollo económico territorial.
_ Fomento de una cultura de trabajo interdisciplinaria, multisectorial y multicultural que es caldo de cultivo para la innovación.

Al mismo tiempo, iniciativas de este tipo establecerían un clima propicio de colaboración para que las universidades contribuyan a través de acciones formativas y de consultoría en la recalificación de los recursos humanos y el mejoramiento de las capacidades tecnológicas de las empresas, lo que constituye el talón de Aquiles de buena parte del empresariado latinoamericano. A todo esto habría que agregar el nada despreciable argumento de que una relación más dinámica con el sector productivo facilitaría el acceso a nuevas y diversas fuentes de financiación para el desarrollo de proyectos, la adquisición de equipamiento, la realización de investigaciones conjuntas o el fomento de planes de becas para investigadores y estudiantes de postgrado, por mencionar sólo algunas significativas.

La relevancia de una interface local-global en la relación con el tejido empresarial es evidente pero no es exclusiva. Otras interacciones también son posibles y muy factibles. Es amplio el margen de maniobra que las universidades podrían tener por ejemplo como agentes clave del redimensionamiento de la vida cultural de sus ciudades, lo que a la postre se podría revertir en sustanciosos beneficios porque está probada la enorme importancia que los estudiantes que buscan realizar estudios en el extranjero confieren a universidades que se encuentran en entornos con un rica y variada agenda socio-cultural.

No se trata de competir con las universidades y ciudades del primer mundo. Olvídese por un momento el mensaje desvirtuador de los rankings porque esa competencia desigual fomenta casi siempre más el desaliento que la motivación. Se trata de identificar nichos que permitan maximizar las oportunidades de cooperación institucional para que nuestras universidades sean más pertinentes e inclusivas a nivel local y dispongan de una mayor capacidad de intervención a escala global.  Ese es un reto que vale la pena asumir y en todos los sitios por más adversos que parezcan hay siempre espacios que se pueden aprovechar.

2 comentarios:

  1. Excelente artículo Carlos, sin duda pones en la mesa muy buenas reflexiones que motivan a trabajar fuerte en la articulación de la internacionalización como eje transversal en las funciones principales de la educación superior.
    gracias por estas luces. Eres un sol en el tema para muchos que trabajamos con mucha pasión y compromiso en elárea. Felicitaciones.

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  2. Es cierto, muchos de nuestros colegas creen que la internacionalización es algo de otro mundo y, consideran inalcanzable dicha realización. Sin embargo, existen casos extremos que desorientan aún más este proceso.

    En el Perú tenemos esos dos extremos con CENTRUM de la PUCP, un caso muy especial. Es una escuela de negocios. Funciona desde 1999, su filosofía está basada en 5 condiciones:
    Autonomía total, Campus aparte, profesores de primer nivel de Universidad de prestigio, facilidades y convenios internacionales.

    CENTRUM funciona desde 1 de enero 2000 con aulas para 1000 alumnos y auditorio para 500 personas. Comenzó con 92 alumnos y ahora tiene 12,000 en casi todo el mundo. Está formado por 6 centros:

    • C. Maestro
    • C. Empresas
    • C. On Line
    • C. Alianzas con publicaciones y medios
    • C. Investigación de futuro.

    En Perú se encuentra en 9 ciudades (Tacna, Cusco, Huancayo, etc.) los viernes sábados y domingos se dicta en los campus descentralizados, allá viajan los profesores. También tiene campus en Colombia con 600 alumnos y Ecuador con 160 alumnos. Allí se dicta cursos a profesores universitarios ya que el presidente Correa exigió el doctorado acreditado para los profesores universitarios y cerró 14 U mal evaluadas. A distancia se encuentran 35,000 alumnos de 135 países.

    CENTRUM es totalmente autofinanciado, los ingresos provienen de los alumnos, no tiene fines de lucro y aporta hasta 8 millones de US$ a la PUCP anualmente. Evitan que los alumnos se vayan. En su filosofía todos los profesores viajan al extranjero, así como un promedio de 1500 alumnos por año. Tiene todas las acreditaciones ISO, así como las acreditaciones británica, estadounidense y europea, en proceso para ISO 26,000. Cuanta con 200 profesores a tiempo completo, 150 con grado PhD. Tiene programas con doble titulación con U extranjeras en DBA, MBA y MSc. Ocupa el puesto 52 a nivel mundial y 13 en Latinoamérica.

    Las acreditaciones de USA y Europa sirven para recibir apoyo de acuerdo a los compromisos, innovaciones y estándares establecidos. CENTRUM desarrolla permanentemente la gestión de calidad con un equipo de 13 personas, registrado electrónicamente.

    La investigación es solo para U de élite, en temas de ciencias sociales, psicología personal, cultura organizacional, pensamiento crítico, inteligencia emocional, emprendedurismo, etc. Para ello tiene 4 centros de investigación: financiera legal, competitividad, innovación y responsabilidad social. Cuenta con un Journal con base de datos que publica 21 artículos cada 3 a 4 meses, se seleccionan 7 de investigación pura. Se publican 181 papers con peer review.

    En el otro extremo se encuentra una Universidad que ocupa el puesto 42 en presencia y; 61 en excelencia del ranking nacional de universidades y, sin embargo, tiene una Escuela de postgrado que otorga los grados de maestría, doctorado y postdoctorado, sin tener las reales condiciones para hacerlo. Además, por su costo y permisividad capta alumnos nacionales y de Latinoamérica, que posiblemente no podrían obtener estos grados en otras universidades.

    Sin duda lo dicho por Vigil es una realidad, las universidades de ALC tienen una brecha en cuanto al intercambio cultural y científico permanente con otras realidades, y de otros continentes. Pero esto tiene una causa principal en la falta de recursos económicos y mucho interés por parte de las autoridades nacionales e institucionales.

    Lo paradójico del caso es que, individual y ocasionalmente, muchos profesionales de ALC han demostrado su igualdad y hasta superioridad técnico científica frente a profesionales europeos y de otras latitudes con los cuales han trabajado, tengo muchas anécdotas al respecto.

    Finamente coincido con Carlos en que es necesario crear una excelencia en la investigación y la gestión de la innovación que, depende muchas veces de la decisión política nacional y la toma de conciencia responsable por parte de los académicos.

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