Moviéndome en la misma cuerda de la entrada anterior en la
que abordé el carácter institucional de la internacionalización y la
importancia de que el espíritu de colaboración fragüe dentro de la institución
como materia prima para una adecuada proyección internacional, continuaré en
esta entrada desbrozando elementos relacionados con la internacionalización
universitaria a partir de imágenes sesgadas sobre este proceso en las
instituciones de educación superior (IES).
Por consiguiente, voy a recurrir a otro de los
estereotipos más frecuentes, el que lastimosamente reduce a la
internacionalización a acciones de movilidad docente y estudiantil en
detrimento de muchas otras manifestaciones que pueden ser implementadas a nivel
internacional en el seno de una institución universitaria con los más variados
objetivos: mejorar el prestigio y visibilidad, fortalecer la capacidad
institucional, mejorar la calidad de la docencia y la investigación, contribuir
al desarrollo económico local o regional, tributar a la producción de
conocimiento o generar ingresos por sólo citar algunos de los propósitos por
los que una universidad apuesta por la internacionalización.
¿Quién no ha visto notas de prensa o artículos sobre la
actividad internacional de una universidad con el título “la universidad X
fortalece su proceso de internacionalización” en la que se asocia la noticia a
una foto en la que aparecen una decena de estudiantes extranjeros con el más
variopinto aspecto como muestra de que la institución ha logrado atraer a
estudiantes de diversos rincones del mundo? O como constatamos quienes
profesionalmente nos dedicamos a este sector y a los que nos resulta bastante
frecuente analizar documentos e informes sobre los procesos de
internacionalización de universidades en los que encontrar referencias sobre el
impacto de la actividad internacional en el fomento de sus actividades de
ciencia, tecnología e innovación parece un desafío, para no referir que temas
como transferencia, patentes y vinculación con el sector empresarial generalmente
brillan por su ausencia.
Quiero, por
ende, abordar la puesta en marcha de estrategias de internacionalización en
función de las actividades de I+D en las IES, que consideramos de primerísimo
orden y que nos ha llevado como parte de la metodología IN4DES a formular un
modelo de alianzas institucionales que debe ser diseñado a la medida de cada
institución a partir de un profundo análisis DAFO que dará pie a la
consolidación de un entramado clave de socios e interlocutores en cuatro
niveles de intervención geográfica. Este modelo intenta promover el
establecimiento y consolidación de manera planificada de vínculos sostenibles
de cooperación con otras IES, centros de investigación, centros tecnológicos y
empresas a partir de las áreas de excelencia de una universidad.
Comparto
entonces algunos elementos de cada uno de los niveles que el modelo define y
que constituyen la base de una intervención armónica que busca garantizar una
activa y eficiente participación de las IES que lo apliquen en redes, programas
y proyectos de un elevado impacto en los que se establezcan vínculos
sostenibles que impulsen la cooperación en ciencia y tecnología, así como el
fomento de actividades de transferencia de tecnología, emprendimiento
tecnológico y colaboración con el tejido empresarial.
Cuadrante 1: Nivel Local/Territorial
Es el cuadrante primario y lo representamos en el sector izquierdo
inferior. En este tienen lugar dos procesos fundamentales, las relaciones
existentes dentro del universo de las propias IES, que ya abordamos en nuestra
anterior entrada, y las relaciones de colaboración interinstitucional que cada universidad
construye con otras entidades de su propio territorio, entendiéndose por ello,
ciudad, provincia, estado federal, región autonómica o cualquier otro espacio
territorial que pueda ser considerado como nivel local en el amplio espectro de
denominaciones que existen de acuerdo a la división político administrativa de
la región iberoamericana. Sobre la proyección en este nivel me gustaría apuntar
lo siguiente:
- Es en mi opinión el nivel más importante porque constituye la base del proceso. En este cuadrante se define la estrategia a partir de las fortalezas y debilidades de la institución, así como de las oportunidades que ofrece el entorno local en el que geográficamente esta se encuentra. Esto garantiza que la estrategia y proyección internacional estén en línea con las necesidades y especificidades de la institución y su entorno. Esta conexión es la que permitirá que las acciones de la universidad tributen al desarrollo sostenible de su propio territorio.
- En este cuadrante se deben tejer vínculos institucionales sólidos con otras universidades del mismo territorio (cooperar en lugar de competir) así como con centros de investigación, centros tecnológicos y especialmente con el sector empresarial. Este es el marco propicio para impulsar, desde la base, iniciativas que a mediano plazo se puedan traducir en eficientes polos de innovación liderados por las universidades.
- Capitalizar una sólida red de de cooperación institucional a nivel local resulta estratégico como plataforma negociadora y rampa de lanzamiento de todo el accionar internacional de las universidades. Por un lado, la cooperación entre las propias IES y entre estas y los centros de investigación posibilita aglutinar lo mejor del conocimiento del territorio para desarrollar acciones de formación, capacitación de recursos humanos e investigación en función de las prioridades y especificidades de su desarrollo económico y social. Esto posibilita también hacer un uso racional de fondos de financiación provenientes de fuentes gubernamentales y del capital empresarial local.
- Otro elemento a tener en consideración es que muchos programas de apoyo a la ciencia y la tecnología exigen o dan importancia a la participación de empresas en los consorcios de los proyectos que financian. Por consiguiente, si se persigue como objetivo participar más activamente en programas y proyectos de I+D resulta imprescindible disponer de una amplia y variada red de colaboración con las empresas territoriales. La cooperación con la empresa local constituye una valiosa plataforma para establecer y diversificar vínculos de cooperación sostenibles con empresas, instituciones tecnológicas y universidades de otras regiones y países en sectores que a priori son de mutuo interés para las universidades y las empresas y que por consiguiente pueden ser un punto de partida para proyectos transfronterizos con un fuerte componente de innovación.
A modo de
resumen, podríamos decir que este es un cuadrante estratégico porque en un
entorno tan competitivo como el de la educación superior no tiene el mismo
impacto salir al mercado como una universidad independiente que como parte de
un pool de instituciones de una misma
región. Esto cobra mayor importancia para las instituciones de Iberoamérica que
en su mayoría salen a competir en desventaja con relación a instituciones
anglosajonas y de otras regiones del mundo que la superan en infraestructura,
tecnología, financiamiento y capital investigador. Aunque en general se ha
avanzado poco en este sentido, es justo reconocer que se observan en
Iberoamérica algunos ejemplos interesantes que merecen ser estudiados y que han
tenido como resultado que algunas ciudades y regiones comiencen a aparecer
entre los mejores ecosistemas de innovación
a nivel global.
Cuadrante 2: Nivel Nacional
Este cuadrante no es menos relevante ya que aborda la necesidad e
importancia de contar con sólidas alianzas en el contexto nacional. En nuestro
gráfico está representado en el sector derecho inferior. En esencia el proceso
que tiene lugar a este nivel es una extensión del cuadrante 1 en el que la
institución se proyecta a nivel nacional, incluso es normal que en países
pequeños como por ejemplo los centroamericanos la línea que separa ambos
cuadrantes se difumine, aunque resulta esencial establecer la diferenciación en
países de grandes dimensiones territoriales como Brasil, Argentina y México o
en países no tan extensos pero con diferencias significativas en la estructura
económica y niveles de desarrollo social de sus territorios como puede ser el
caso de España, Chile o las naciones de la región andina.
Considerando que en la mayoría de los países iberoamericanos existen
organizaciones que aglutinan a las universidades, quiero hacer una salvedad.
Aquí no se trata de que la institución esté adscripta al Ministerio de Educación
Superior o sea miembro de la Conferencia Nacional de Rectores, la Asociación
Nacional de Universidades u otra organización cualquiera que exista a nivel
nacional, aquí se trata de que la
universidad identifique, construya y fomente una amplia red de socios
nacionales (dentro y fuera del sistema de educación superior) que sean
potenciales interlocutores estratégicos en la implementación de proyectos y
acciones emprendidos por la universidad con una visión global.
En el gráfico se representa el sistema de alianzas institucionales
necesario para que una IES desarrolle eficientemente su actividad de
internacionalización en ciencia y tecnología. En el mismo se ilustra como la
IES deberá contar con un amplio y diverso entramado de cooperación en los
cuatro cuadrantes de intervención geográfica, identificando en función de sus
estrategias de desarrollo institucional e internacionalización aquellas entidades
que constituyen aliados estratégicos, ya sean otras universidades, centros de investigación,
centros tecnológicos o empresas con capacidad para participar en actividades de
I+D. En el caso de las relaciones con el sector empresarial, estas son
representadas lo más alejadas del eje Y,
en ambos extremos del gráfico para destacar la importancia de este vínculo en
el que las universidades intervienen en acciones de un alto valor y en el que
se deben consumar los procesos de transferencia de tecnología y demás
actividades de carácter innovador como son por ejemplo la gestión de la propiedad
intelectual, la generación de patentes de los resultados científicos y
obviamente la aplicación, producción y comercialización de esos resultados.
Cuadrante 3: Nivel Regional
Es el primer cuadrante internacional y aparece representado en el
sector izquierdo superior. Es tal vez el cuadrante del modelo al que más atención
deberían prestar las universidades de la región (entiéndase Latinoamérica o
Iberoamérica si se incluye en este nivel a España y Portugal) porque ofrece una amplia y creciente gama de
oportunidades de cooperación académica, científica, tecnológica y empresarial
que históricamente se han desaprovechado.
Incluso, sería honesto reconocer que aunque el panorama actual no
es tan tétrico como hace unos años todavía persiste a nivel social e
institucional en América Latina una visión que da preponderancia a lo que viene
con la etiqueta de europeo o americano como franca muestra de menosprecio y
subestimación a lo que se genera y desarrolla en otros países de la región. En
este sentido, la educación superior no constituye ni remotamente una excepción
de la regla porque aunque se constata la existencia creciente de redes,
programas y otras iniciativas de carácter regional, los resultados tangibles
que exhiben los ecosistemas iberoamericanos de educación superior, ciencia,
tecnología e innovación en términos de colaboración interinstitucional distan
mucho de satisfacer las necesidades y potencialidades de una región que para
garantizar un crecimiento económico y social sostenible necesita consolidar un
modelo de desarrollo basado en el conocimiento.
Por tanto, resulta fundamental asumir que muchas IES adolecen de
un eficiente sistema de cooperación en el entorno regional, lo que debería
constituir una prioridad en la arquitectura de sus sistemas de alianzas a nivel
internacional. Veamos algunos elementos sobre la importancia de trabajar en
este cuadrante:
- Permite tributar al fomento de acciones de integración regional como parte de procesos más amplios que sean impulsados por los gobiernos y organizaciones gubernamentales de carácter internacional, existiendo aquí una oportunidad para explorar vías de financiación y para reafirmar el carácter estratégico de las universidades en este contexto, especialmente en la coyuntura actual en el que hay margen de maniobra para la apertura de espacios de colaboración en investigación e innovación a partir del creciente protagonismo y dinamismo de algunas economías emergentes en la región.
- Permite poner en valor e impulsar acciones de cooperación e intercambio regional que sean el cimiento de una visión y sentimiento de pertenencia iberoamericanos que aproveche la comunidad lingüística, histórica y cultural así como las sinergias y áreas de interés común de sus economías para construir una amplia y solida red académica y científica a escala regional.
- Tal y como mencionamos en los cuadrantes nacionales, el contar con un sistema de alianza adecuado a nivel regional, que incluya otras universidades, centros de investigación y empresas de base tecnológica permite disponer de una plataforma esencial para participar activamente en programas y proyectos internacionales de cooperación académica y científica que tienen como requisito la conformación de consorcios con una amplia representación de instituciones a nivel subregional y regional.
Cuadrante 4: Nivel Mundial o Supra-Regional
Es el cuadrante que completa el circuito virtuoso de la
internacionalización y comprende toda la actividad internacional que se ejecuta
con organizaciones e instituciones de otras regiones del mundo. En el gráfico
aparece representado en el sector derecho superior. Se podría decir que es el
cuadrante que generalmente se visualiza cuando se habla de internacionalización
aunque desde una óptica personal considero poco viable que una institución
pueda tener una intervención eficaz a nivel global si no está bien posicionada
en los tres cuadrantes anteriores del modelo.
Por demás, una intervención eficaz a este nivel demanda de una
gran inversión y compromiso institucional, especialmente de sus recursos
humanos que tienen que estar preparados para enfrentar los desafíos de la interacción
con una comunidad académica y científica con una cultura de trabajo diferente,
al margen de los obstáculos normales que impone el no compartir tradiciones,
costumbres y una lengua común, lo que en muchas instituciones constituye un
obstáculo difícil de sortear.
No obstante, históricamente este ha sido el camino de la
internacionalización universitaria más trillado por las instituciones
iberoamericanas, que han encontrado en su interacción con instituciones y
organizaciones de los países industrializados una forma de paliar las
limitaciones de fondos de financiación destinados a la ciencia y la tecnología
y la obsolescencia o ausencia de infraestructura de investigación que tradicionalmente
han padecido muchas IES de la región. Por esta razón, un número considerable de
las relaciones institucionales construidas en este cuadrante se han basado en
la subordinación o la dependencia y aunque estos vínculos han tenido un impacto
positivo de forma general no siempre han tributado de forma eficiente a los
intereses institucionales de las universidades y al desarrollo de las
sociedades latinoamericanas.
En este sentido, soy de la opinión que si se tiene en cuenta el
momento que viven algunas economías latinoamericanas, se puede afirmar que existen
por primera vez posibilidades reales para una proyección internacional más
orgánica y coherente de las universidades de la región a escala global. Algunos
elementos de la actividad en este cuadrante que deben priorizarse son:
- Construir alianzas institucionales sostenibles en áreas temáticas de interés mutuo con universidades, centros de investigación y empresas de países industrializados que sean el trampolín para participar activamente en programas, redes y proyectos de investigación científica y tecnológica como es el caso del Programa Marco de la Unión Europea para Investigación e Innovación “Horizonte 2020”, que será lanzado a inicios del próximo año para el periodo 2014-2020. Estas relaciones deberán tener como premisa la excelencia científica y deberán centrarse fundamentalmente en temáticas que aborden desafíos sociales a nivel global.
- Implementar proyectos de cooperación bilateral o triangular en el ámbito de la ciencia y la tecnología que permitan dar impulso y promoción al potencial científico y tecnológico latinoamericano. Estas son modalidades que permiten reforzar los vínculos con instituciones de los países con los que tradicionalmente se han tenido buenas relaciones (Estados Unidos, Canadá y los países de Europa Occidental esencialmente) y explorar relaciones de cooperación con instituciones de países y regiones con las cuales no existe mucha tradición de cooperación pero que tienen ecosistemas de investigación e innovación sólidos (Australia, Nueva Zelandia, Japón, China, India, Sudáfrica, Israel, Rusia y otros países de Europa del Este miembros de la Unión Europea). Esta modalidad es también una vía para afianzar la presencia de las IES de Iberoamérica en regiones en desarrollo como pueden ser África y Asia y también una vía de tributar a la propia integración regional latinoamericana a través de los llamados proyectos triangulares norte-sur-sur.
Hemos abordado en esta entrada los diferentes ámbitos geográficos en
los que se debe trabajar de forma coordinada en las universidades
iberoamericanas para conducir de manera eficiente la estrategia de
internacionalización en materia de investigación e innovación. Es importante
insistir en que esto no puede aplicarse de forma mecánica a ninguna
institución, cada universidad deberá construir su sistema de alianzas sobre la
base de sus intereses, necesidades y estrategias que serán siempre la directriz
para determinar dónde, cuándo, cómo y con quién se debe interactuar. Lo más importante es que la
internacionalización cale en la piel de las instituciones, que pase a formar
parte de su ADN, de su identidad institucional, que la dimensión internacional
esté presente en todos sus procesos de forma consciente y planificada para que
la internacionalización deje de ser algo que tenemos que hacer para cumplir
criterios y objetivos para convertirse gradualmente en algo que somos y
asumimos con total naturalidad. Este es el gran desafío porque implica un
cambio de paradigmas y una profunda transformación institucional.
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