¿Por qué si existe un consenso
extendido sobre el carácter cada vez más global de la educación superior cuesta
tanto a las universidades avanzar consistentemente en sus procesos de
internacionalización? ¿Cuáles son las razones para que América Latina esté tan
rezagada en esta materia en comparación con otras regiones del mundo? Son
varios los libros publicados recientemente que abordan esta temática directa o
indirectamente.
Algunas pistas para responder a
estas interrogantes pueden encontrarse en el capítulo sobre Latinoamérica
escrito por Jocelyne Gacel Avila y Francisco Marmolejo en el libro “Global and Local Internationalization”
publicado por la editorial Sense Publishers. En este capítulo titulado
“Internationalization of Tertiary Education in Latin America and the Caribbean:
Latest Progress and Challenges Ahead” los reconocidos expertos amparados en los
datos recolectados en las últimas encuestas realizadas por la Asociación
Internacional de Universidades (AIU) en 2010 y 2014 destacan como preponderante
la escasez de recursos financieros de muchas universidades para destinar
ingentes recursos a impulsar la internacionalización. Refieren también notorios
problemas de competencia en idiomas extranjeros de una significativa parte del
claustro académico y el estudiantado en las universidades latinoamericanas que
dificulta la participación con éxito en actividades docentes e investigativas junto
a miembros de comunidades universitarias de otras regiones del mundo. Otros
elementos que el referido ensayo cita entre los mayores obstáculos para la
internacionalización en la región están relacionados con los bajos niveles de planificación
estratégica en materia de internacionalización tanto a nivel institucional, nacional
como regional y la limitada profesionalización de los equipos responsables por
coordinar e impulsar la internacionalización en las instituciones
universitarias.
El impacto perjudicial de estos elementos
es refrendado en otro estudio sobre internacionalización encomendado por el Parlamento
Europeo a un equipo de expertos encabezado por el prestigioso académico Hans de
Wit. El estudio “Internationalisation of Higher Education” que evalúa la situación mundial de la
internacionalización a partir del análisis de un espectro amplio de sistemas nacionales
en el Espacio Europeo y en algunas de las naciones punteras de otras regiones
del mundo aborda el tema del financiamiento de la educación superior en los
países en desarrollo. Al respecto, el estudio subraya la alta dependencia a
programas de cooperación externos y a exiguos fondos públicos nacionales y
llama la atención en relación con el bajo nivel de explotación que las
universidades hacen del potencial de financiación existente en el sector productivo
y en las alianzas público-privadas.
El estudio identifica otros escollos
importantes para la internacionalización universitaria que bien podrían
extrapolarse al contexto de América Latina. Falta de sinergia entre la internacionalización
de los procesos docente y de investigación, altos niveles de burocracia tanto a
nivel institucional como en las estructuras de los sistemas nacionales de
educación superior, bajos niveles de compromiso y participación de las
comunidades universitarias en las acciones de internacionalización, ausencia de
incentivos para profesores, investigadores y personal administrativo que
participa en acciones de carácter internacional y falta de cultura para
establecer alianzas estratégicas win – win con la industria y el sector
productivo. Estos son algunos de los más destacados obstáculos reconocidos por
el estudio como grandes barreras que frecuentemente impactan de manera negativa
en la estructuración de estrategias y políticas eficaces de
internacionalización. En todos estos aspectos las instituciones de latinoamericana
muestran de forma general un notable atraso con relación a universidades de otras
regiones del mundo, especialmente aquellas localizadas en naciones
desarrolladas o en los países emergentes más pujantes de la economía mundial.
Si se analiza detenidamente la
naturaleza de estas barreras a la internacionalización se constata que en su
mayoría tienen un carácter marcadamente institucional, que responden muchas
veces a la incapacidad de las propias universidades para gestionar de forma ágil
y consistente un cambio en sus procesos organizacionales que les permita
responder a las demandas de un escenario nuevo, dinámico y altamente mutante. Esto
es un rasgo distintivo de instituciones de gran tamaño o que atesoran una larga
historia, en las que innovar en los procesos produce un gran número de cambios
que con frecuencia entran en conflicto con los procedimientos establecidos. Estas
transformaciones traen aparejada una sensación de incertidumbre con la que organizaciones
tradicionales como la universidad tienen grandes dificultades para lidiar y
esto lógicamente genera enormes resistencias.
Introducir cambios en la gestión
de la proyección y dimensión internacional conduce muchas veces a procesos de
ruptura que culminan con la derogación de mecanismos obsoletos y estructuras
calcificadas y la adopción de una nueva cultura organizacional que impone
nuevos modos de hacer y la asimilación de nuevas competencias y habilidades por
parte de un amplio sector de la comunidad universitaria. Cuando una institución
apuesta por colocar la internacionalización en el epicentro de su estrategia de
desarrollo tiene que asumir conscientemente que su implementación traerá
aparejada profundos cambios y transformaciones en las dinámicas y formas en que
se estructura, organiza y funciona la universidad.
La internacionalización,
especialmente si es asumida con una visión integral y comprehensiva, es un
proceso altamente innovador y disruptivo. Es justamente este carácter disruptivo
de la internacionalización lo que a nuestro entender constituye en sí mismo uno
de los principales escollos para su afianzamiento en las universidades.
Para estar en la vanguardia de
los procesos de internacionalización es necesario innovar y salir de la zona de
confort de la movilidad y el intercambio que han caracterizado a la
internacionalización universitaria. La innovación de los procesos
internacionales requiere definitivamente de cambios, requiere de una nueva
cultura en la forma que las instituciones se relacionan con los riesgos y el fracaso,
porque estos son consustanciales al progreso. Asumir procesos de
internacionalización más agiles, integrales, participativos y abiertos a la interacción
con interlocutores que no sólo se mueven dentro del sector educativo requiere
de modelos colaborativos que privilegien la iniciativa y autonomía, que
fomenten un liderazgo más colectivo y menos personalista y que fomenten una
visión holística de la actividad internacional.
Aunque de tanto repetirse parezca
una verdad de Perogrullo, conviene insistir en que partiendo del carácter transversal
de la internacionalización, la remoción de estos obstáculos no sólo sería
importante para crear un terreno fértil para la germinación de acciones
efectivas de carácter internacional. Su eliminación sería decisiva para el
mejoramiento gradual de la calidad y pertinencia de la docencia, la investigación,
la transferencia de conocimiento y la vinculación con el tejido empresarial, la
industria y la sociedad civil que constituyen la verdadera esencia de la misión
de las universidades en tiempos de la economía del conocimiento.
Totalmente de acuerdo Carlos Alberto. Estos problemas también existen en la gestión de la internacionalización universitaria en Cuba, como sabes. Y en nuestro caso yo sumaría la excesiva centralización de las desiciones estratégicas. Un aspecto importante es el liderazgo del director de relaciones internacionales o responsable de la IU en cada institución y su capacidad para innovar y generar el cambio en cada universidad, romper estos esquemas obsoletos y fomentar la cultura de la internacionalización enfrentando los retos que suponen todos estos aspectos negativos que señalas. Te felicito por esta nueva entrada en el blog. Un abrazo.
ResponderEliminar