El sistema de
educación superior de Iberoamérica es heterogéneo y diverso. La región cuenta
con universidades que gozan de prestigio y excelencia académica e investigativa,
especialmente en algunas áreas del conocimiento. Sin embargo, es notoria la pobre
representación de sus instituciones de educación superior en los más conocidos
rankings universitarios que han visto la luz en los últimos años con el
objetivo de evaluar la calidad y excelencia de las instituciones y los sistemas
de educación superior a escala global.
Confieso que
no soy apologista de los rankings, los veo simplemente como una excelente
herramienta de trabajo para establecer estándares y sobre todo como una
referencia para la realización de análisis de benchmarking que ofrezcan
información sobre acciones clave y buenas prácticas que están siendo implementadas
por las instituciones más exitosas con el fin de mejorar el trabajo en nuestras
propias instituciones de educación superior.
En cualquier
caso, entiendo que se hayan puesto de moda y que se estén convirtiendo en un
objetivo de primerísimo orden para muchas instituciones y directivos
universitarios. Es obvio que aparecer en los rankings refuerza la visibilidad y
coloca a las instituciones en el mapa de la excelencia universitaria a escala
global, abriendo así innumerables puertas para el trabajo de toda la comunidad
universitaria, especialmente de sus académicos, investigadores y estudiantes.
Es en este sentido, que resulta preocupante que una región pujante, que
necesita inexorablemente del liderazgo y
protagonismo de sus universidades como motores de desarrollo económico y social
se vea tan pobremente representada en estas selectas listas que de alguna forma
señalan a la vanguardia del conocimiento y el pensamiento académico y
científico mundial.
No quiero
desestimar ningún argumento que pueda ser esgrimido cuando se pone en el centro
del debate la calidad de las universidades iberoamericanas. Reconozco que se
debe tener en consideración que los rankings –al margen de la objetividad
cuestionable de sus indicadores de medición– son herramientas sesgadas, tienen
aún muchas imperfecciones y no es un secreto que sus indicadores de medición
favorecen a las instituciones de educación superior anglosajonas. Además, carecen de indicadores de evaluación para muchos elementos clave de la vida académica,
científica y de extensión de una universidad que no pueden ser medidos a
través de análisis estadísticos.
Por ejemplo,
cuando se debate sobre rankings uno de los temas más recurrentes es el relacionado
con las publicaciones científicas, que constituye uno de los indicadores que más
incidencia tiene en la mayoría de los principales rankings. Resulta evidente
que al considerarse esencial o exclusivamente publicaciones en inglés se está
de antemano colocando en desventaja a universidades de Iberoamérica que
reflejan la mayor parte de su producción científica en artículos y
publicaciones en español o portugués.
Todos estos
argumentos son validos pero no podemos escudarnos en ellos para esconder o
minimizar un conjunto de insuficiencias que son causa directa de los problemas
acuciantes que atraviesan las instituciones iberoamericanas y que se reflejan
en nuestra pobre representación en los rankings internacionales. No voy a
detenerme ni a profundizar en estos temas. No es el objetivo de esta entrada y
sería como llover sobre mojado porque ya los he abordado en anteriores
ocasiones. He querido solo compartir esta reflexión a modo de preámbulo antes
de adentrarme en los comentarios derivados del análisis de la inclusión de
instituciones iberoamericanas en la reciente publicación de uno de los rankings
más reconocidos, el que es publicado anualmente por Times Higher Education.
Como se
aprecia en la siguiente presentación, en la edición 2013-2014 de este ranking, Iberoamérica aparece representada por 14 instituciones
(3,5% del total de 400 instituciones que contempla el ranking), un número
similar de instituciones al que aparecía en el ranking precedente. De estas,
9 son españolas, 2 brasileñas, 2 portuguesas y 1 colombiana: La Universidad
Pompeu Fabra encabeza la lista iberoamericana en el lugar 164. Seguida por la Universidad
Autónoma de Barcelona, la Universidad de Barcelona y la Universidade de São
Paulo que aparecen ubicadas en el grupo del 226 al 250. La Universidad de Los
Andes integra el grupo del 251 al 275 y la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidade
Estadual de Campinas el del 301 al 350. En el segmento final, entre los lugares 351
y 400, cierran el listado la Universidad de Navarra, la Universidad Rovira i
Virgili, la Universidad Politécnica de Valencia, la Universidad de Valencia, la
Universidad de Vigo y las dos instituciones portuguesas, la Universidade do
Minho y la Universidade do Porto.
Iberoamerica en The Times Higher Education World University Ranking 2013-14 from Carlos Alberto Vigil Taquechel
En este
sentido me gustaría de forma sintética resaltar lo siguiente:
i) De las 14
instituciones, 12 aparecieron en el ranking del pasado año, mientras
dos ingresan este año en el top 400, la Universidad de Navarra y la Universidad
Rovira i Virgili.
ii) Es
meritorio el resultado de la Universidad Pompeu Fabra que logra colocarse entre las primeras 200 clasificadas.
iii) De las 9
españolas, 4 son catalanas y 2 valencianas, mientras resulta cuando menos
llamativo que la capital española solo esté representada por la Universidad
Autónoma de Madrid.
iv) En la
misma línea, resulta llamativo que las dos universidades portuguesas sean de la
región norte del país mientras que ninguna de las universidades lisboetas aparecen
consideradas en la clasificación.
v) Las dos
brasileñas son paulistas y aunque caen algunos lugares con relación al ranking
anterior ponen de relieve que São Paulo no es sólo un centro financiero
internacional sino también un atractivo polo académico, científico y
tecnológico por la calidad de sus instituciones de educación superior.
vi) Es también
muy meritorio, el salto cualitativo de la Universidad de Los Andes, que una vez
más representa a las instituciones colombianas.
vii)
Finalmente, me gustaría llamar la atención sobre la exclusión de este ranking de la Universidad
Nacional Autónoma de México que había logrado incluirse entre las mejores
universidades en la edición anterior y que deja a una de las principales
economías de la región sin representación.
En el acápite
que el ranking dedica a la excelencia en áreas del conocimiento, en la que se
listan las mejores 100 instituciones para seis grandes grupos temáticos aparecen
en esta edición la Universidad Pompeu Fabra en el lugar 78 de Ciencias
Sociales, la Universidade de São Paulo en el 93 de Ciencias de la Vida y en el
ranking de Artes y Humanidades aparece la Universidad Complutense de Madrid en
el 81 junto a la Universidad Autónoma de Barcelona en el 90. En las otras tres categorías
[Ciencias de la Salud, Ciencias Físicas e Ingeniería y Tecnología] no fueron
consideras instituciones iberoamericanas.
Estos
resultados sintetizan la representación iberoamericana en la última edición de esta
prestigiosa publicación británica dedicada al estudio de temas relacionados con
la Educación Superior. No tengo dudas que en Iberoamérica hay capacidad y
potencial para estar mejor ubicados en este y otros rankings internacionales,
hay mucho que puede hacerse para mejorar el trabajo y esto pasa desde un apoyo
más decisivo de los gobiernos a las instituciones universitarias y la
instrumentación de adecuadas políticas de estimulo de carácter financiero hasta
la introducción de nuevos modelos de gestión institucional que renueven y
revigoricen la cultura organizacional de las universidades así como el tránsito
gradual a un modelo de universidad que destaque por la calidad y pertenencia de
sus investigaciones y por su capacidad de innovación.
Iberoamérica
lo reclama en alta voz y las 14 instituciones que a la luz de este ranking se
codean con la flor y nata de la educación superior mundial son la mejor prueba
de que ese objetivo no es inalcanzable, ellas demuestran que aplicando estrategias y políticas coherentes este objetivo es posible, al menos para un grupo de universidades iberoamericanas que por su calidad y capacidad institucional tienen potencial para poder competir a este nivel. Tal vez un
primer paso en ese camino podría ser estudiar en profundidad y con detenimiento lo que estas 14 universidades han
estado realizando, yo pienso que valdría la pena. ¿Qué piensa usted?
Felicitaciones por el artículo. Sería bueno conocer cuáles son las Universidades Iberoamericanas que "se quedaron" en la lista para llegar a las 400 primeras, por decir, las que ocupan los puestos 401 al 600. Ese sería el primer grupo de Universidades de la Región que ayudaría a mejorar la presencia de Iberoamérica en las próximas listas, si mejoran su rendimiento en los puntos débiles que les han detectado. Saludos desde Lima.
ResponderEliminarFernando Ortega San Martín
Quisiera saber en que puesto está la Universidad Nacional de Colombia. Gracias, Ana Luisa Velandia Mora
ResponderEliminarEstimados Fernando Ortega y Ana Luisa Velandia-Mora, gracias por sus comentarios. Este ranking solo incluye a las que son consideradas por ellos las primeras 400 universidades a nivel mundial por lo que no se dispone de información sobre el lugar en que se encuentran otras instituciones de educación superior que no fueron incluidas. Otros rankings como el QS University Ranking si hacen ese tipo de precisión, incluso hacen un ranking regional. En el siguiente enlace pueden acceder a la edición 2013 del ranking QS para América Latina que también fue publicado recientemente.
ResponderEliminarhttp://www.topuniversities.com/university-rankings/latin-american-university-rankings/2013
Dos comentarios:
ResponderEliminar1.-Considero interesante e importante hacer un trazo anual de los logros de cada una de las universidad señalas y en general de las variables y criterios que las hacen ganadoras, ahí tendríamos una linea base de equitativa para señalar los avances y logros sustantivos mas allá de la fama.
2.-Las condiciones(herramientas, sueldos, apoyos, equipamiento, etc) con las que una institución anglosajona cuenta para la formación y las que una universidad Iberoamérica cuenta son diferentes, es decir el esfuerzo por un logro similar es mucho mayor en Iberoamérica que en el mundo anglosajón. De ahí que sea necesario, al menos para nosotros hacer un análisis que de evidencia estos esfuerzos, conocerlos y reconocerlos. Esas serian métricas importantes para medirnos y establecer lineas estratégicas de crecimiento. Un docente en Iberoamérica tiene que superar varios obstáculos a diferencia de un anglosajón, y ni que decir de un investigador, situación que no existir seria permitiría a estos avanzar como un Ferrari sin lugar a dudas.
Saludos